VISITA A LA ESTANCIA SAN ROQUE
El clima jugó una mala pasada al arroz en el albardón santafesino
La producción arrocera, en la provincia de Santa Fe, está concentrada en dos departamentos: Garay y San Javier. En campos tradicionalmente dedicados a la ganadería, los productores han aprovechado el declive natural del terreno desde el río Paraná y sus afluentes hasta Los Saladillos (dirección noreste-sudoeste), para la producción en terrazas del arroz.
En la campaña 2013-2014, se sembraron en total, 44.600 hectáreas (16.250 Has. en Garay y 28.384 en San Javier), pero las condiciones climáticas -sobre todo las lluvias muy superiores a la media anual- perjudicaron el ciclo agrícola de este cereal, por lo que los rendimientos que se están obteniendo resultan muy inferiores a los previstos durante la siembra.
Otros dos factores, además, condicionaron también fuertemente el resultado de la campaña: la aparición de la piricularia, un hongo de difícil control por parte de los patógenos conocidos y el arroz “colorado”, maleza con resistencia adquirida a los herbicidas.
En la actualidad, productores de la región sostienen que los rendimientos apenas superarán los 4.000 kilos por hectárea, volumen muy lejano a las expectativas de la región.
PRODUCCIONES DE CICLO COMPLETO
El presidente de la BCSF, Dr. Eduardo González Kees, fue invitado a la Estancia San Roque ubicada en el distrito San Joaquín, pocos kilómetros al norte de Helvecia, cabecera del departamento Garay.
En dicha explotación se realizan ganadería en todo su ciclo hasta la exportación, y arroz, producción que se encuentra totalmente integrada, ya que desde la planta molinera ubicada en el establecimiento, se lleva a cabo el proceso completo: secado, industrialización y embolsado del cereal y de los subproductos.
Los señores Norberto Allaio, socio de la firma San Roque Agropecuaria, y Gabriel Perussini, a cargo de las estancias San Roque y La Noria, y de predios vecinos arrendados, fueron los anfitriones y quienes explicaron los niveles de inversión y proceso productivo que demanda el arroz. Asimismo, la incidencia de los factores adversos mencionados, que diezmaron la presente campaña
En lo que hace al arroz, San Roque es un establecimiento “mediano” dentro de la región, destina más de 2.000 hectáreas a este cereal, a las que ha incorporado tecnologías de producción y de riego y, en breve, reemplazará su actual molino por otro de origen brasileño y traerá una nueva separadora de granos por color. Asimismo, está en construcción, un galpón de considerables proporciones. La empresa prevé una importante inversión para la actualización de su planta industrial.
Las inmejorables condiciones climáticas del día de la visita con sol pleno y temperatura agradable, a poco de andar, contrastaron con el panorama que había dejado las persistentes lluvias del fin del verano y comienzo del otoño en el plano agrícola: arrozales “volteados”, manchados y ya brotados por la imposibilidad de cosecharlos por estar inundados en exceso y por falta de piso para las maquinarias. También, lotes con soja malograda que tampoco se levantarán.
En la presente campaña, en esa zona del Dpto. Garay, entre el 1° de octubre de 2013 y la segunda semana de abril de 2014 inclusive, es decir en 7 meses, precipitaron en la zona, 1.500 milímetros. La media anual de la región es de 1.200 mm.
La ecuación que se realiza en San Roque indica que se necesitan obtener 4.500 kilos por hectárea de arroz, para alcanzar el punto de indiferencia, es decir, salir derecho entre inversión y resultado. Como ese rendimiento no se obtendrá en esta campaña, su resultado será negativo.
CULTIVO CARO
En primer lugar, el señor Allaio explicó que el arroz es un cultivo que requiere una inversión importante: 1.000 dólares por hectárea (considerándolo desde el arado al silo), y sobre el terreno muestra la forma de laboreo y la ingeniería de riego: grupos de bombas levantan el agua del sistema del Paraná, que por medio de conductos soterrados atraviesan la ruta provincial N° 1 hasta llegar a los campos.
Es sencillo advertir en el lugar, los kilómetros de cañerías y de canales principales y secundarios que surcan los predios para llegar a su parte más alta. Cada kilo de arroz demanda entre 1.000 y 3.000 litros de agua; unos 100 días de agua permanente.
Allaio explica que “incursionar en este tipo de explotación implica gastos de infraestructura para dotar de un sistema de aguado y, paralelamente, otro de desagüe para la eliminación de los excesos de agua provenientes de las lluvias, manejando los niveles que permitan la siembra en ‘terrazas’ donde el riego desde el piso, no supere los 10 a15 cm. La planta sin agua que inunde su raíz no prospera y, por el contrario, puede subsistir totalmente tapada por agua sólo unos pocos días (entre 4 y 10), de modo que la regulación de niveles es fundamental para lograr rindes adecuados”.
SISTEMATIZACIÓN Y PREPARACIÓN DE SUELOS
Los terrenos a utilizar deben ser, primero, despojados de pajonales y pastos naturales. Luego, se nivelan con grandes equipos viales y se los trabaja con herramientas como arados de discos muy pesados, rastras de dientes y toda otra tarea normal para cualquier siembra convencional.
Posteriormente, -sigue Allaio con su explicación- mediante el uso de niveles laser, se trazan las curvas de igual nivel, que llevarán sobre sí las ‘taipas’, que formarán las terrazas donde se sembrará el arroz y serán las encargadas de asegurar el nivel constante y permanente del agua necesaria para el normal desarrollo del cultivo.
A continuación, previa la eliminación de malezas con la aplicación de herbicidas, viene la siembra con la fertilización de base y es necesaria la ocurrencia de lluvias para el nacimiento de las plantas hasta lograr un crecimiento de unos 15-20 centímetros para comenzar con la inundación de los sembradíos, previo la fertilización con urea, que en caso de no poder hacerse en seco, debe ser hecha mediante el uso de aviones fumigadores.
Aclara que una vez inundado el terreno, “toda tarea de desmalezamiento o ataque de hongos, tal como sucedió en esta campaña, debe realizarse vía aérea, con el consiguiente costo adicional, que es sumamente elevado”.
En general, entre la siembra y el comienzo de la cosecha, pasan entre 90 y 100 días, según sea la variedad sembrada.
Para campañas con inconvenientes climáticos severos, como ha sido ésta, comenta Allaio, ese tiempo puede extenderse a costa del “volteo” de la planta, que al humedecerse puede hacer brotar la semilla en la plantam manchar el grano y/ o provocar la caída de la semilla seca, bajando sensiblemente los rindes.
Arroz colorado
Un tema no menor en la región arrocera santafesina es el avance de una variedad silvestre denominada arroz “colorado”, que ya no controlan los herbicidas que se encuentran en el mercado.
Para los responsables de la Estancia San Roque, se probará “su eliminación” mediante rotación con siembras alternativas que requieran glifosato, que afecta y mata al arroz ‘colorado’, ya que su latencia se estima en 20 años. Por eso, se explica que para “el desarrollo de semilleros, se deben utilizar tierras nunca antes labradas “.
Se piensa como otra alternativa de lucha contra el arroz \\\\\\\"colorado\\\\\\\", en pasar una rastra de dientes de 2.000 kilos para hacer un acomodamiento del suelo, emparejándolo, para luego colocar el glifosato y después hacer siembra directa.
GANADERÍA, AVES E INDUSTRIA
El recorrido de los campos también permitió apreciar la actividad pecuaria que se desarrolla en el lugar: mucha inseminación y trasplante embrionario para hacer toros y la cría de animales de raza Braford en campos naturales y estructura de corrales de feedlot para terminar el engorde de los novillos.
Asimismo, una colorida fauna aviar compuesta por bandurrias, garzas, chajáes, tuyangos, tordos varilleros, urracas y espátulas rosadas, todos invitados informales a arrozales “volteados”, además de las palomas, que por centenares, se encontraron en los caminos internos de la Estancia.
La parte final de la visita tuvo lugar en la planta molinera. Allí se observó el proceso de secado, de selección y de pulido del cereal y se comentaron los adelantos tecnológicos que se incorporarán en breve.
Con marca propia, San Roque exporta arroz de primera calidad embolsado y comercializa en el mercado interno los subproductos, en tanto que trabaja a fasón para otras empresas arroceras.
23-04-2014 | Imprimir