En el centro norte santafesino, las primeras estimaciones sobre la cosecha de trigo 2022, indicarían una pérdida productiva de 710.000 toneladas. En maíz temprano, se implantaron 1,25% menos de hectáreas que en el ciclo anterior. En girasol, se sembró un 17,6% más y en soja de primera, se proyecta 5,0- 6,0% % más que en la campaña previa |
En el plano regional, la actual campaña de trigo comenzó su implantación a principios de junio en el centro-norte de la provincia de Santa Fe, con una intención de siembra de 370.000 ha. Dicha estimación fue revisada hacia mediados de julio, reduciéndose hasta 360.000 ha, lo cual la ubica un 4,0 % por debajo respecto a la del año anterior. El proceso de siembra culminó a principios de agosto, muy por debajo de las intenciones iniciales, con una superficie de 321.000 ha, una caída del 14,6% respecto al ciclo anterior y un 8,2% menos respecto a la campaña 2020/21. En este punto, se han observado dos realidades diferentes: por un lado, los trigos de ciclo largo con buen estado sanitario y muy buena respuesta a las fertilizaciones, tras algunas precipitaciones registradas en el mes de agosto. Mientras que, por otro lado, los cultivares implantados en segunda instancia -ciclo intermedio y corto- evidenciaron indicadores de la presencia de escasa agua útil en los suelos: un cierto retraso en el crecimiento, diferenciación en el color de las hojas (amarillamiento) y una defectuosa absorción de los nutrientes aplicados en la fertilización inicial. Tras las irregularidades climáticas (déficit hídrico, heladas y amplitud térmica diaria elevada) durante el mes de septiembre y mediados de octubre -período crítico de desarrollo- se observó un deterioro en la condición del cultivo, alcanzando más de la mitad de los cultivares en condiciones regulares a malas. Bajo este escenario, se estima que en el centro- norte santafesino el rendimiento promedio por hectárea se ubicaría en torno a un 25,0-35,0% por debajo de la última campaña y una pérdida de área de alrededor de 6.000 ha, lo que implicaría una disminución de la producción de 710.000 toneladas, aproximadamente, en un escenario similar al de la campaña 2020/21. Girasol La siembra comenzó entre finales de julio y principios de agosto bajo condiciones climáticas favorables que brindaron una buena a óptima disponibilidad de agua útil en los suelos, permitiendo de esta manera, un gradual avance del proceso. La intención de siembra estimada en el área del SEA fue de 124.200 ha, un incremento aproximado del 20,0% en comparación a la superficie alcanzada de la campaña anterior, en parte impulsada por el área que no se concretó en el trigo. Finalizada entre finales y principios de octubre, la superficie implantada alcanzó alrededor de las 121.700 ha; un incremento del 17,6% respecto a la campaña 2021/22. En este caso, los cultivares de la primera etapa en general avanzan en un normal crecimiento y desarrollo vegetativo. La condición de estos cultivos es muy buena, encontrándose un 95,0 % de los lotes en excelente estado, bueno en un 3,0 % y regular sólo en un 2,0 % del total del área implantada. Maíz de primera La ventana de siembra de maíz de primera comenzó en los primeros días de septiembre, a ritmo sostenido, centrando la mayor implantación en la zona de las cuencas lecheras, cuyo cultivo se destina fundamentalmente al autoconsumo. Se estima que la intención de siembra fue de 95.000 ha, mientras que la superficie final rondó las 86.900 ha. Al igual que lo sucedido en los restantes cultivos, las condiciones climáticas irregulares impidieron lograr las intenciones iniciales, y en este caso culminó con un 1,25% de hectáreas sembradas menos que en la campaña 2022/21. Soja temprana La estimación de siembra de soja temprana (o de primera) para la campaña 2022/23 para el centro-norte provincial se ubica en el orden de las 1.000.000/1.010.000 hectáreas, representando un incremento en torno al 5,0 a 6,0% respecto a las intenciones de siembra de la campaña pasada. Ese dato podría estar indicando un traspaso a este cultivo en aquellas áreas donde no se pudo concretar la implantación de trigo o maíz, además de un cierto reemplazo de los trigales que ya se encuentran en situación irreversible por las consecuencias de la falta de precipitaciones. Cabe mencionar que dicha proyección inicial podría estar sujeta a modificaciones en las próximas semanas; considerando el caso que la ventana de siembra no sea favorable (tras la ausencia de precipitaciones normales), los cultivos variarán a soja tardía o maíz tardío. |